I ❤ My Pet!
Existen días donde no te sientes
al 100%, ya sea porque te sientes mal física o emocionalmente, esos días donde
pararte de la cama es una hazaña y prefieres disfrutar de un encuentro íntimo
con tu almohada, prácticamente hasta que no puedes dormir más o cuando alguien
te levanta de tu sueño conciliador. Momentos donde quieres sentarte a ver
películas de terror para reemplazar un sentimiento por otro o sencillamente
colocarte tus audífonos hasta que no puedas escuchar tu mente.
No obstante, el mundo sigue,
continua girando no se va a detener solo porque tú te sientas indispuesto.
Entonces tomas tus lentes oscuros, te pintas los labios y sales a enfrentar la
realidad. Pero aun así, sientes que no se compone tu día, sigues sintiéndote
insatisfecho, algo triste, pasas por una cafetería y pones tus problemas al
fondo de ese vaso calientito, espumoso y con un aroma divino. Disfrutas cada
sorbo como si realmente todo estuviese bien, pero sabes que al llegar al fondo, tu placer pasajero habrá acabado.
Sin duda alguna es terrible, te
vuelves a sentir mal, pero puedes tomar tu teléfono y oír música, hasta bailar
en el carro, aunque los que te vean se rían y te echen miradas dudosas. Todos
siempre buscamos la manera de recobrar nuestro ánimo, sentirnos bien e incluso
felices. ¿Alguna vez has escuchado ese refrán de que encuentras las cosas donde
no las has buscado? o como dice el principito “lo esencial es invisible a los
ojos”. Entonces en un momentito todo cambia, cuando llegas a casa y hay una
criaturita cuyos ojitos café te derriten, con su colita demostrándote cuanto te ha extrañado a penas en un par de horas.
Te sientas a acariciar a tu
perrito, a contarle de tu vida y él te ve, casi como si te entendiera, pone su
cabecita en tu pierna y te consuela. Los científicos afirman que ellos logran
sentir cuando uno se siente mal o está enfermo y su instinto de protección se
activa, entonces quieren apapacharte y darte amor. Mi perrito se parece mucho a
mí, es odiosito y cuando le acaricio las orejitas se da con sus patitas, como
si quisiera arrancarse mis caricias, como si le incomodara de algún modo, pero
al alejarme de reojo siempre noto que me sigue, pues es su manera de quererme y
así lo quiero.
Lo importante es que cuando no me
siento bien, el viene y me abraza con tus patitas, me deja tocarle las orejas e
incluso se voltea para que le rasque la pancita, pues es mi amigo fiel y me
acompaña a su manera. Él vive en el jardín pero se sienta junto a la puerta
mientras yo esté en la sala, vigilando cuidadosamente hasta que me marcho. Es
increíble como un ser tan puro y pequeñito puede alentarte a seguir adelante,
puede cambiar tu ánimo y tu día. Pero los humanos a veces somos muy ingratos,
los abandonamos a su suerte, olvidando que son seres inocentes, con alma de
niños atrapados en esos cuerpitos peludines y gentiles.
Hoy te invito a que llegues a
casa, abraces a tu peludo y le des amor. ¿Sabías que el sentimiento que
experimenta tu mascotita cuando te ve regresar es el mismo que cuando uno esta
enamorado? Ya que son animalitos incondicionales y amorosos, que te conocen,
que saben que eres su mami o papi y que te van a esperar por siempre. Entonces
toma unos minutos de tu día y dáselos a ellos tus mascotitas porque te
necesitan, piensa que eventualmente también te van a salvar el día.
Aquí reflexionando
#PeriodistaNoctambula ❤
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