Los veintitantos…
¿Ya te paso que te diste cuenta
que no eres tan joven como creías? No eres un adolescente, pero tampoco te
sientes completamente adulto. Estas viviendo el guión trillado de una película ochentosa,
atrapado en una línea temporal mejor conocida como “LOS VEINTITANTOS”. Se
acercan los 30, cada día te asechan poco a poco…
Eres como ese pequeño siervo inocente, el cual no sospecha que va a caer en las garras de un astuto león, un león llamado “30”. No te ataca de inmediato, sino que disfruta la adrenalina del momento, ansia la cacería, se alimenta de tu miedo. Así son los 30. Allí están, las miradas de todos, tus amigos, tus padres, tus familiares y todo aquel que se cree con el derecho de agobiarte a preguntas. ¿Qué harás después de graduarte? ¿Tienes pareja? ¿Te vas a casar? ¿Ya tienes trabajo? ¿Tendrás niños? ¿Ya tienes VEINTITANTOS y no has pensado en tu futuro?
Es decir, ¿las vicisitudes
cotidianas no son suficientes?. Si bien es cierto, a los VEINTITANTOS ya
comienzas a valerte por ti mismo, piensas en ahorrar para tu futuro y puff,
casi como en una epifanía celestial, notas que estas madurando. Pero espera, ¿realmente
quieres dejar todas las tonterías atrás?. La respuesta es, no tienes otra opción.
Ya que las conversaciones adolescentes te parecen inconsistentes, absurdas, ya
no necesitas salir a rumbear cada fin de semana y las caricaturas ya no te
convencen.
En vez de ello, te esfuerzas más
en el trabajo, te pones más serio en el amor, porque no buscas algo pasajero,
incluso si es carnal y satisfactorio. Tu ansias más, quieres a alguien que te
acompañe cuando te sientes mal, que tome tu mano cuando la película de un giro
inesperado, alguien que te ame estando bien arreglado pero te adore cuando recién
te despiertas.
Ahora tu imagen personal es
importante, pues por fin lograste ser tu mismo. Ya los estereotipos no te
definen, no eres punketo, no eres hippie, no eres fresa, ahora solo eres tú.
Incluso puedes sufrir en esos momentos abrumadores, donde ves a personas de tu
misma edad cuya faceta juvenil sigue vigente y los notas inmaduros, casi como
si se negaran a superar esa etapa y crecer, demasiado ilógicos como para tener
algo en común contigo.
En los VEINTITANTOS, te das
cuenta que tus amigos no son pocos, sino los necesarios y aspiras conservarlos
por siempre, pues tras un arduo camino recorrido ellos han sido lo mejor, el
plus que la vida te regalo por haber superado todos y cada uno de los obstáculos
que se te presentaron.
Ahora aspiras mas cosas, sueñas
mucho pero realmente sientes que ya debiste haber realizado algunas antiguas
metas, a las puertas de los 30, quisieras ser prospero, tal como en aquella
excelente película de Jennifer Garner. Pero no te culpes a ti mismo, a veces no
vivimos en un ámbito que nos deje cumplir nuestras metas o nuestra situación actual
no es la más favorable. Sin embargo, la solución no es quedarse sentado de
brazos a lamentarte, sino hacer algo. Si quieres que la situación que te rodea
cambie, cambia tu primero.
Podrás viajar, innovar, crecer como
persona, cumplir tus metas y empezar a escribir nuevas… Pues te digo que ya no
eres la persona que eras, ni yo tampoco lo soy, hemos cambiado, porque los
VEINTITANTOS son la mejor lección de vida. Pero no te preocupes, los 30 son los
nuevos 20. ¡AHORA ES QUE VIENE LO BUENO!
Les hablo #PeriodistaNoctambula ❤
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