Solo me tome un break...




Finalmente puedo abrir office en mi pc, finalmente un par de palabras escaparan de mi mente para plasmarse en papel y liberarse así de este loco encierro al que llamo cabeza. Han pasado semanas desde que escribí, quizás porque la vida ha dado un par de giros inesperados o porque mi computadora decidió tomarse unas vacaciones de mi, pero lo único que se es lo beneficioso que fue. Estaba en esos días donde la inspiración no me visitaba, había tanto por decir pero tan pocas ganas de hacerlo, tantas ideas flotando en mi mente y pocos enlaces para convertirlas en una oración. Pienso que fue lo que los escritores llaman “bloqueo” o simplemente fue un break casual.

Estos días no he leído tanto como esperaba, sino he vivido cosas que son significativamente más refrescantes para el alma, sí más que la lectura ¿Increíble no?. Me he conectado con las personas y a la vez he abierto una gran brecha con muchas otras con quienes solía hablar muy seguido. Han sido días de cambios, de largas conversaciones profundas y una insaciable búsqueda de paz. Aún llevo a la mitad mi preciado libro de J.K Rowling, pues la lectura como ya dije no se paseo por mi mente estos días. No obstante me he deleitado con otros placeres, un poco más tangibles como una buena copa de vino, una mesa compartida con los tuyos, unas cuantas lagrimas de alegría y la sonrisa de esa persona que amo.

Muchos dicen que la gente cambia, pero se equivocan, lo que cambia en su vida, las circunstancias que lo rodean, sus prioridades, pero jamas su personalidad pues es casi imposible hacerlo. Estos días me he dedicado a pensar que extraño a muchas personas y sorprendentemente deje de extrañar a otras. En el largo camino de la vida te vas dando cuenta de quienes son tus verdaderos amigos y de quien brinda apoyo incondicional. Vas dándote cuenta que ese refrancito fastidioso “Caras vemos pero corazones no sabemos” es tan real como la entonación que le daba la abuela.

Pero al final del día después de haber reflexionado, solo puedes conseguir la paz. Esa que esta al final de una buena taza de café con tu mejor amiga o en el centro de esa marquesa de nutella que compraste en la pastelería, incluso en esa cervecita que te tomas al llegar a casa exhausto. Eso lo entendí en estas semanas sin escribir, donde me di cuenta que hasta los escritores necesitamos un tiempo. Un tiempo sin escribir, un tiempo sin tener que traducir cada pensamiento abstracto que se posa en nuestra mente, un tiempo sin tener que autoevaluarte y escribir sobre ello de manera elocuente, un tiempo donde puedas ser simplemente tú.


Desvariando un poco para variar… #PeriodistaNoctambula

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