Días lluviosos






Es uno de esos días heladitos, de esos días en los que el sonido a lluvia te relaja y el aroma a tierra mojada te embriaga. Un día lluvioso es mágico y terrible a la vez, es decir, si no estás en casa ni tienes una sombrilla que te cobije. Cada vez que llueve comienzo a pensar, a extrañar e imaginar cientos de cosas. Mi mejor compañera es mi taza morada, aquella donde preparo chocolate caliente e infusiones de té. No parecen gran cosa pero entre trago y trago me ayudan a recuperar el aliento, sumergiéndome en su calidez y dejando los anhelos de lado.


Hoy el cielo estaba claro, despejado y perfecto. No parecía traer consigo semejante tormenta, me senté unos minutos a ver como se mojaban las baldosas del porche, a apreciar los pequeños diseños que se formaban con cada gota y entonces pensé: "¿Qué sería de nosotros sin lluvia? ¿Cuantos besos ahogados se habían perdido bajo el incandescente sol? ¿Qué habría sucedido con los malos planes que la lluvia se encargó de terminar? ¿Sería posible vivir en una sequía eterna?" Entonces el viento soplo y el agua me salpico en la cara, obligándome a entrar y refugiarme del frío.


Como todo día lluvioso, había mucho frío pero en ese instante donde me senté a pensar no sentí nada, es como si el sonido de la lluvia aplacara mis sentidos, tan solo por un momento, casi como si todo se hubiese detenido excepto la lluvia y yo. Ya en mi cuarto note que las sábanas estaban heladas, parecían cubos de hielo y note que el ambiente sería más cálido en compañía, es una perfecta ocasión para acurrucarse con esa persona especial, solo para memorizar su rostro, sus facciones, sólo para vivir el momento simulando que es eterno.


Pero a veces no podemos hacer lo que imaginamos, en ocasiones los pensamientos solo se tornan contra nosotros y nos tratan con crueldad, ya que mi persona especial no está tan cerca como desearía, por lo cual mis pequeños cubos de hielo solo se calentarán con mi propio cuerpo y la compañía de un buen libro. Mis días favoritos son los lluviosos, aunque no lo parezca, aunque siempre me dejen un sabor agridulce.


Tomando té caliente  #PeriodistaNoctambula

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